martes, 27 de enero de 2015

¿Para qué sirve la música?


            Como ya decía Beethoven, “la arquitectura es una música de piedras y la música, una arquitectura de sonidos”.
A día de hoy, esto puede demostrarse gracias a los estudios realizados durante años. Está demostrado que la música es una ciencia…ahí está Pitágoras para contarlo. Lo descubrió experimentando con cuerdas tensadas y escuchando el sonido que producían al ser más extensas o más cortas. Descubrió que la octava tenía una proporción matemática de 2/1 y poco a poco fue deduciendo proporciones, encontrando que tenían una particular relación matemática. Resulta que el cerebro reconoce como sonidos agradables aquellos cuyas frecuencias están en ciertas proporciones simples: 2/1, 3/2, 4/3, etc. Así que construyó una escala con cuatro notas. Al final consiguió afianzar las ocho notas de la escala musical.
Y bueno…volviendo a lo de los sonidos agradables…¿Alguna vez os habéis fijado en el poder de la música sobre nosotros y sobre nuestro estado de ánimo? Este es el objeto de estudio de la musicoterapia, que intenta demostrar mediante terapias que la música no sólo nos hace experimentar cambios en el estado de ánimo, cambiarnos la frecuencia cardiaca y respiratoria, ayudarnos a atender, a memorizar, sino que también promueve la psicomotricidad, la inteligibilidad del habla y favorece el bienestar personal y social. La música también puede aliviar el dolor crónico, ayudar con la anorexia, la adición a las drogas. Pero el objetivo de la musicoterapia no es curar, sino mejorar la calidad de vida y la salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual de muchas personas enfermas.
Tal vez hayáis oído hablar del efecto Mozart o de la música en el marketing.
Se llama efecto Mozart a lo que le ocurre a nuestro cerebro después de escuchar su música. Nos volvemos más atentos, interesados, y se cree que desde niños podría aumentar nuestro coeficiente intelectual.
Y en cuanto al marketing, seguro que habéis entrado alguna vez a una tienda y habéis querido quedaros por la canción que estaba sonando u os habéis sentido más eufóricos y con más ganas de comprar.
Es increíble cómo la música puede jugar con nuestro cerebro, al igual que para engañarnos a comprar, para ayudarnos en la vida, a recordar momentos del pasado, ayudar a la gente con afasia que no puede hablar pero sí pueden recitar canciones.
En resumidas cuentas, la vida sin música sería un error.

                                               ANAÏS CÁMARA MORA (4º ESO)

                                              

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